

Recuerdo con una nostalgia y el asombro de ser ¡libre! por primera vez, sin ataduras a mis padres, en los 80’s, formándome como Ingeniero Mecánico Eléctrico en la UAG. En las aulas, dos decanos de la ingeniería (por no decir titanes), el Ing. Jorge Aguilera Casillas y el Ing. Carlos Ibarrarán Storm, nos inculcaban los fundamentos inmutables de nuestra profesión:
La previsión, el cálculo de la demanda futura, el diseño de sistemas que no solo resolvieran el hoy, sino que anticiparan el mañana. Aprendimos sobre cosas tan raras como motores jaula de ardilla, histérisis, curvas de carga, factores de potencia, transformadores y la importancia crítica de un margen de reserva robusto. ¡Qué fascinación! descubrir que los números complejos no solo eran entelequias, sino que tienen aplicaciones prácticas y vaya que si las tienen.
La vida, en su ironía, me desvió hacia las artes gráficas y de ahí, al torbellino digital del desarrollo de software y la infraestructura Cloud. Vi nacer un mundo nuevo desde las entrañas del código, pero jamás olvidé esas lecciones de planeación. Hoy, al ver el panorama energético de México, siento que esas lecciones fundamentales han sido archivadas en el cajón del olvido, justo cuando una ola de demanda energética sin precedentes, impulsada por la IA, está a punto de romper en nuestras costas.
Mientras el gobierno actual celebra una “soberanía energética” que se siente más como un eslogan que como una realidad tangible, los hechos pintan un cuadro preocupante. México opera con una infraestructura que, en el mejor de los casos, data de 2018 para satisfacer una demanda de 2025. Según datos del IMCO, entre 2019 y 2024, la autorización de nueva capacidad de generación se desplomó a solo 3,149 MW, una fracción miserable comparada con los 27,838 MW del sexenio anterior. Los apagones de mayo de 2024 en 22 estados no fueron una anomalía climática; fueron el primer síntoma grave de un déficit estructural. La demanda crece al 3.5% anual, pero nuestra capacidad apenas lo hace en un 0.6%. Y en medio de este panorama, se anuncia un plan de recuperación centrado en la CFE que, si bien ambicioso en papel, parece ignorar por completo al monstruo que ya está golpeando la puerta.
La Demanda Silenciosa: El Apetito Voraz de la Inteligencia Artificial
Todas las soluciones modernas, especialmente las que involucran IA Generativa, comparten un secreto a voces: consumen energía a una escala que marea. Entrenar un modelo como GPT-4 o generar imágenes con Stable Diffusion no es magia, es fuerza bruta computacional que se traduce directamente en terawatts-hora (TWh). Y aquí es donde nuestra “planeación” nacional muestra su miopía más alarmante. Las proyecciones son brutales: solo en Estados Unidos se estima que, para 2028, los centros de datos de IA consumirán 325 TWh anuales. Para que te des una idea, eso es más que todo el consumo eléctrico de España (246 TWh) o del Reino Unido (287 TWh). La Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) proyecta que, para 2035, la IA representará el 5% de todo el consumo eléctrico de nuestra región. ¿Está esa cifra en los planes de la CFE? Lo dudo.
Mientras en México aplaudimos la salida de jugadores con experiencia global como Iberdrola, achacándola a una “decisión empresarial” en lugar de a la asfixia regulatoria, nuestros vecinos del norte no están durmiendo la siesta. Están librando una guerra fría energética para alimentar la revolución de la IA.
Mientras Tanto, en el País Vecino…
El contraste es para sentarse a llorar. Mientras aquí debatimos ideologías, allá firman cheques y construyen el futuro. Echa un vistazo a lo que están haciendo los gigantes tecnológicos, esos que sí entienden la escala del desafío:
- Google: Anunció una inversión de 25,000 millones de dólares en centros de datos e infraestructura de IA, acompañado del mayor acuerdo hidroeléctrico de la historia para modernizar plantas y asegurar energía limpia y constante.
- Microsoft: No se queda atrás. Está reactivando unidades de centrales nucleares, invirtiendo 100,000 millones de dólares con BlackRock para infraestructura energética y aplicando IA para acelerar la investigación en fusión nuclear. Sí, leíste bien, fusión nuclear.
- Amazon Web Services (AWS): Apuesta por reactores nucleares modulares pequeños (SMRs), invirtiendo más de 500 millones de dólares para garantizar que sus centros de datos no se queden a oscuras.
- Meta: Cierra acuerdos millonarios para recibir energía de plantas nucleares y geotérmicas, diversificando sus fuentes para no depender de una red eléctrica que ya está al límite.
Ellos no están esperando a que el gobierno les resuelva el problema. Están invirtiendo en la fuente, asegurando su operación para las próximas décadas. Entendieron que sin energía, no hay IA. Y sin IA, no hay futuro competitivo. ¿Te suenan las palabras brecha digital? ¿qué crees que va a pasar?
⚠️ El Riesgo de la Autocomplacencia. El verdadero peligro de la política energética mexicana no es solo que te quedes sin luz para ver tu serie favorita. El riesgo es que México se convierta en un páramo tecnológico. Como desarrollador, MIPyME o empresa, si no puedes garantizar el suministro eléctrico para tus operaciones de IA, simplemente te irás a otro lado. La soberanía energética no sirve de nada si te condena al aislamiento y la irrelevancia en la economía del siglo XXI. La batalla por la supremacía en IA se peleará en los centros de datos, y estos se construirán donde haya energía abundante, confiable y, preferiblemente, limpia.
Conclusión: Despertar o Aceptar la Obscuridad
Hemos repasado la preocupante fragilidad de nuestra red eléctrica, un plan de rescate que parece anclado en el pasado y la ceguera total ante la ola de demanda que la Inteligencia Artificial representa. Al otro lado de la frontera, una carrera armamentista energética está en pleno apogeo, con inversiones que empequeñecen nuestro presupuesto nacional.
La discusión en México no puede seguir girando en torno a si la CFE es “del pueblo” o no. La verdadera pregunta es: ¿puede la CFE, o cualquier entidad bajo el modelo actual, prepararnos para el futuro que ya está aquí? Esos principios que me enseñaron los ingenieros Aguilera e Ibarrarán —previsión, planeación a largo plazo, entender la demanda— hoy son más urgentes que nunca. El problema no es de ideología, es de física y de economía. Es un problema de kilowatts y de competitividad.
Como profesionales de la tecnología en Latinoamérica, debemos ser conscientes de esta vulnerabilidad. Optimizar nuestro código y usar los recursos en la nube de forma eficiente es nuestro granito de arena, pero también debemos exigir una visión estratégica real. Debemos preguntar a nuestros proveedores de nube y centros de datos locales sobre sus planes de contingencia y de crecimiento energético. Porque si seguimos en esta siesta, no nos despertará el canto del gallo, sino el silencio ominoso de un país que, por no querer ver el futuro, se quedó a oscuras.
Referencias
- IMCO: México ante los déficits eléctricos
- Forbes: Google invertirá 25,000 millones en centros de datos e infraestructura de IA
- Wired: La IA en Estados Unidos consumirá más energía que toda España en 2028
- Energy & Commerce: CFE invertirá 15,541 mdd en 25 proyectos de generación eléctrica
- OLADE: La inteligencia artificial consumirá el 5% de la electricidad en América Latina y el Caribe en 2035
Créditos
Con profundo respeto a la memoria y enseñanzas de los Ing. Jorge Aguilera Casillas e Ing. Carlos Ibarrarán Storm, quienes formaron a una generación de ingenieros con una visión que hoy se extraña.

